domingo, 23 de mayo de 2010

La otra posibilidad

La otra posibilidad es la misma de siempre: las figuras materna y paterna en el desarrollo del niño, desde un punto de vista freudiano o alguna razón hipocampal de presunto origen en los recuerdos (desagradables); esta, sin embargo, ha terminado por parecerme poco convincente y desgastada. Debe tratarse de algo más animalesco, primario o evolutivo. Resulta mejor que encontrar responsables o culpables, generar conmoción y no poder hacer nada con ello.
Dicen que la etapa oral en la infancia es fundamental en el desarrollo de la confianza en uno mismo. Supongo que observar, palpar y llegar a degustar lo novedoso resulta muy atractivo en un mundo donde los individuo deben arriesgarse para saber si lo que desean les habría hecho bien o si les habría afectado, y así ganar experiencia, no solo para ir distinguiendo lo bueno de lo malo, sino para permitirse experimentar satisfacción sin desarrollar culpas absurdas por ello o desarrollar tolerancia a la forestación sin buscar la evasión en disfrutes fugaces o de otro tipo que le generen verdaderas consecuencias negativas en algún plazo.
Por supuesto, uno puede consolarse o apapacharse, pero permitiendo que lo justo llegue a nivel consciente, como diría Oscar Wilde.

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