sábado, 19 de marzo de 2011

Inutilidad de la defensa elocuente

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Inutilidad de la defensa elocuente

Es feo vivir a la defensiva, demasiado desgaste. Desenmarañarle al otro en qué consiste su ofensa, su ineptitud o su falta de atención suele convertirse en alarde de la propia elocuencia.
     Puede resultar catártico ordenar las ideas aunque no eficaz para resolver problemas que surgen del incumplimiento de servicios, promesas, responsabilidades pues. Si al cínico le importara reflexionar el daño que hace su ofensa, su apatía o su saña, desde luego se esforzaría por no mostrar esas actitudes y entonces no sería llamado aquí como lo califico.
     Tengo la certeza de que es un asunto contextual y sin embargo, el estado del mundo me orilla a pensar que, difícilmente se puede estar mejor en otra parte.
     Me encuentro en un contexto (país, ciudad, idiosincracia, sincronía) donde la irresponsabilidad es sistemática. Varias veces al día -incluso varias por hora- me topo con actitudes falaces que son un verdadero insulto a la inteligencia en el grado que se posea, no se diga ya a los designificados 'sentido común' y 'dignidad humana', conceptos tan explotados que solo indexicalizan a quién los dice, pero que en y por sí mismos se han quedado huecos.

martes, 15 de marzo de 2011

Juicios orales


Juicios orales

Hace un par de semanas, le pregunté a mi alumna abogada su opinión respecto al tema "Presunto Culpable". Me comentó no haber visto el documental porque lo considera tendencioso. Ella trabaja en la Suprema Corte de Justicia del Estado de Jalisco y hace algún tiempo me comentó que por una reforma constitucional comenzarían a implementarse los juicios orales, decisión con la que no estaba de acuerdo por razones laborales.
Ella se dedica a determinar la sentencia a los presuntos implicados en un delito, propiamente a los presuntos culpables, con base a la lectura previa de uno o una serie de expedientes, aunque no es exactamente quien sentencia.        
En aquella ocasión, hace cerca de dos años, ella supuso que la reforma mencionada estaba estrechamente relacionada con el cambio de gobierno al panismo, pues vio como muchos de sus superiores y colegas fueron despedidos y que "los nuevos" traían su propia gente. La única esperanza laboral que les dieron a lo que quedaron fue tomar un curso relacionado a los juicios orales, para que tuvieran alguna posibilidad laboral en el mismo ámbito, aunque no necesariamente en la SCJ.
Al margen de mi opinión sobre la impartición de justicia y la libertad de expresión, asuntos sobre los que evidentemente no soy ningún experto, lo tendencioso radica en que el documental ejerce presión para todos los Estados de la República que aún no implementan los juicios orales, en vista de que solo 7 lo han hecho y de que tras la reforma se dio un periodo de adaptación de siete años al nuevo sistema de juicios. Me explicó la abogada que desde su punto de vista, el documental está programando a la gente para que reaccione y acoja más rápidamente este tipo de juicios y esta a su vez, ejerza la presión como la hemos visto las veces que han intentado suspender la proyección del filme.
Por supuesto toma en consideración su futuro laboral, que poco tiene que hacer frente al bien común de los ciudadanos; sin embargo, también considera que los juicios orales deberían implementarse parcialmente, dependiendo la monta del delito, donde las mayores no gozarían de ese tipo de juicio, precisamente por su gravedad. Considera también que los juicios orales y sus sentencias, podrían tener consecuencias negativas para los implicados, precisamente porque el país no está en condiciones de asegurar la integridad física de los mismos.

domingo, 15 de agosto de 2010

Bicentenario significa 200 años

Los Honores a la Bandera, como acto cívico inspirado en los conflictos bélicos del siglo XIX y la definición de México como un Estado-Nación, son realizados por los alumnos de educación básica tanto en planteles públicos como privados, sin que la mayoría de los educandos conozcan las raíces históricas del evento; en el mejor de los casos si conocen esos motivos, no comprenden su sentido ni encadenan la conmemoración de aquel pasado con la realidad del país en el siglo XXI.
Manos en los bolsillos, cuerpos torcidos, entonación desganada, escoltas maltrechas, son sólo una pequeña muestra del sinsentido con que llevan a cabo el acto. Si no corrigen tal comportamiento bajo la mirada escrutadora de profesores y directores, entonces lo hacen bajo la amenaza de que sus calificaciones se verán comprometidas. Fuera del juego infantil o el capricho adolescente que puede reflejarse, su actitud puede validarse en la falta de un nacionalismo maduro, seguro y palpable en la realidad que nos rodea del que puedan echar mano y que realmente los inspire a conducirse de otra manera ahí y fuera de la escuela.


En la opinión de algunos países, el nacionalismo resulta de mal gusto y anacrónico, incluso peligroso por consecuentes actitudes patrióticas en algunos ciudadanos como puede ser el racismo y sobre todo la xenofobia, obnubilados por su presunta superioridad. La mayoría de estos países son europeos. Son naciones que reconocen que su estigma nacionalista proviene de la Primera y aún más de la Segunda  Guerra Mundial, pero que tampoco han necesitado más el nacionalismo para ser grandes naciones. 

Los países nacionalistas del presente que no se sienten incómodos de serlo, son aquellos que o son una hegemonía o por lo menos pertenecen al llamado primer mundo: su nacionalismo tiene bases en la superioridad económica y en su desarrollo social; o son justamente lo contrario, países subdesarrollados de economías evidentemente inestables y con un desarrollo social muy cuestionable, los cuales recurren a la historia patria y a la memoria festiva, como es el caso de los países latinoamericanos. No es lo mismo contar con una historia de bronce que regodearse indefinidamente en ella, vivir de glorias pasadas y con ello pretender enfrentar los problemas actuales.


Nuestro nacionalismo ha envejecido, su sustento viene principalmente del siglo XIX, algo del XX. El Bicentenario es más que propaganda de las televisoras para enaltecer al pueblo y publicidad de todo tipo de empresas que utilizan este concepto con fines de lucro, bicentenario es en su significado más llano "doscientos años". Con esta edad, el país ya no debería cocerse al primer hervor como dice el dicho. En la realidad presente existen muy pocas pruebas que respalden tal orgullo, descontando el circo que se construye a partir de los encuentros de la Selección Mexicana en el Mundial de futbol donde las mismas emociones y decepciones se repiten cada cuatro años. No es ninguna casualidad que ese deporte, la Iniciativa México y el Bicentenario cronológico del país estén degenerando en un nacionalismo mediático y virtual en 2010, porque no hay más. ¿Qué nos dice ahora un "Saludar, ¡ya!" un "Firmes, ¡ya!", marcar el paso y entonar el himno nacional?

domingo, 23 de mayo de 2010

La otra posibilidad

La otra posibilidad es la misma de siempre: las figuras materna y paterna en el desarrollo del niño, desde un punto de vista freudiano o alguna razón hipocampal de presunto origen en los recuerdos (desagradables); esta, sin embargo, ha terminado por parecerme poco convincente y desgastada. Debe tratarse de algo más animalesco, primario o evolutivo. Resulta mejor que encontrar responsables o culpables, generar conmoción y no poder hacer nada con ello.
Dicen que la etapa oral en la infancia es fundamental en el desarrollo de la confianza en uno mismo. Supongo que observar, palpar y llegar a degustar lo novedoso resulta muy atractivo en un mundo donde los individuo deben arriesgarse para saber si lo que desean les habría hecho bien o si les habría afectado, y así ganar experiencia, no solo para ir distinguiendo lo bueno de lo malo, sino para permitirse experimentar satisfacción sin desarrollar culpas absurdas por ello o desarrollar tolerancia a la forestación sin buscar la evasión en disfrutes fugaces o de otro tipo que le generen verdaderas consecuencias negativas en algún plazo.
Por supuesto, uno puede consolarse o apapacharse, pero permitiendo que lo justo llegue a nivel consciente, como diría Oscar Wilde.

martes, 18 de agosto de 2009

Voluptas Dolendi features Sagitarius

Ya no fue posible. He querido consecuentarle su infierno, no porque lo apoye o crea que le convenga, sino por aceptación. Mientras lo he tenido cerca no me permite estar dentro, pero ha procurado hacerme creer que tampoco estoy fuera. Como en función teatral.
Sólo he podido aclararle que para mi no es sombra, mas no me atreví a confesarle que para mi en realidad es luz... y es que es el brillo más titeresco que he conocido. Tenía disposición para mimetizarme con su luz enfermiza a pesar de mi ansiedad por no entenderla, porque la creí autónoma.
Ahora sólo me queda hipostasearme en los recuerdos de lo que evidentemente fueron momentos más intensos para mí mientras que para él sólo representó alguien más que lo quiso y quiso creer en él. Sea todo esto mi castigo a mi falsedad sentimental, a mi ignorancia de la alquimia y de los títeres...
Tiempo después decidí vulgarizar la palabra mímesis, finalmente es una búsqueda tan común que aplica para todos. Osmosis y simbiósis se me perfilan hoy más interesantes, pues son de rigor biológico y refieren asombrosamente la actitud de la comunidad humana.
Cuando decidí alejarme, no imaginé que yo seguiría queriendo hacer acto de presencia en su vida de alguna manera. No ha sido nada osado aún ni creo que llegue a serlo. Se trata de un oportunismo que ha surgido de los eventos de mi propia vida tan cotidianos como ir en el transporte colectivo y que su nombre cruce de nuevo mi mente. De su vida se muy poco ahora.
Que si es enfermizo, no lo sé, me parecería muy arrogante presentarme como tal aquí. Estoy pensando que el maneje la incertidumbre mejor que antes; lo que es seguro es que sí la maneja mejor que yo, rasgo común a casi todos los que me rodean. Me late el corazín mís rápido y me siento sofocar.
Mi amiga de confianza está sentada a un lado mío. Ella está algo desconcertada y supongo por su semblante que preferiría descalificar estas reacciones. En ese momento me doy cuenta que cubrirme en mi nombre no es una opción, utilizar otro mucho menos, sino un concepto o expresión (o dejarlo todo así que tampoco es mi estilo):
VOLUPTAS DOLENDI. Yo no sé latín, pero aprendí un par de cosas de un profesor que por cierto es un tocayo admirable. Vengo cargando con esas palabras desde hace años y han sido casi un teorema a priori sobre y para algunas almas. Aunque así me he identificado fuera de mi por primera vez, he tenido el presentimiento de que con él seré un buen conjunto para definir lo que la expresión quiere decir.
Vengo pensando en la vanalidad mía, al cabo que creo que no soy satisfactorio a la visualidad del mundo y entonces me responde que él "lo llamaría histeria". Me siento herido, pero he decidido manejar esto más flemático que colérico. Un debate de conceptos ha empezado.
Cualquier cosa. Por partes, juntas. Qué más da, lo que he intentado desde que lo conozco es que él sienta mi corazón en el suyo y poner su respuesta en el mío. Sin embargo, veo que su paciencia comienza a desesperarse. Contemplo el riesgo de que tome todo a insulto, pero me he tranquilizao al pensar que "está acostumbrado a recibir la bondad de los extraños", como dijo una vez. Toma la actitud de tenérselo muy sobrado y que no puede tomar todo esto sino como un halago.
Mis palabras fueron un saludo espiritual que al aire captó como un acertijo vulgar. Era mi iteración psicótica más amada. Sin crédito. Y es que el saldo expiraba como mi fortaleza. Había entrado a casa determinando no agazaparme como siempre. Sopesé que leerá amor en aquellas palabras. Esa diversificación casi no preciosa de la memoria resulta hoy un excelente somnífero. Me alisto para acostarme, pero me hago creer que mucha gente querría localizarme sobremanera en un sábado por la noche, cuando eso simplemente dejó de ocurrir. Cierta angustia.
Me calló con Thomas Mann: Un espíritu sin cuerpo es casi tan vulgar como un cuerpo sin espíritu. Toda la agesividad en el guante blanco de un grande. No sé qué lectura podía hacerse de una respuesta a tal altura. Empecé a contar como lo haría Victor Ward, esperando que al decir "tres" realmente se suceda la acción. No son tanto ya las palabras, sino la estrategia. Acidez estomacal y una molestia en el pecho.
Necedad es no valorar una cosa por no poder ver otra. Observo entonces que mi complacencia en el dolor no es tan masoquista como una vez imaginé (el desear mantener vivo un asunto, una amistad, un amor más allá de las eventualidades y estos se hacen con la satisfacción de reiterar autenticidad y verdad), sino que es tener respuestas a las exploraciones que me he propiciado.
Dormir un poco pueda ser...