
Entonces, la lucha se volvió inminente y con un solo beneficio dual muy fuerte para mí: lenguaje fluido y autoconciencia lingüística.
Me daba cuenta que ese lenguaje funcionaba sólo para un sistema, el sistema: “eres bueno, sólo que no brillas tanto como quisieras”. No había brillo, por la sombra, esa que un día Steiner me descifró cuando ya estaba dentro de ella; siempre he dado saltos en la oscuridad, pero no tenía el lenguaje. Las palabras eran sólo entes prácticos en lo externo, sin exteriorizar lo interno... Así no se puede ser, sólo se puede estar.
Justo como cuando el verdugo y su víctima entablan una amistad, una conversación: el segundo logra sobrevivir un poco mejor en esta relación, puesto que es más cómodo no defender un criterio, una opinión (desposeerse de la posibilidad de la palabra propia) y el segundo es quién lleva la batuta y dice la última palabra (aunque debería decir decisión, porque palabra ya es parte de mi léxico que merece mi respeto, su respeto). Ante los ojos del mundo el verdugo es siempre el malo y el mundo es también el encargado de debilitarlo, de enjuiciarlo, de lincharlo, por haber enfrentado su oscuridad y no vivir en el fingimiento de la luz. Es aquí donde los roles se han invertido ante mis propios ojos.
No conozco la razón de que las cosas se expliquen tan retóricamente en nuestros tiempos, y en los contextos universitarios. Sé que es una tradición académica, y un supuesto compromiso con la evolución de la humanidad, como un legado. Constantemente nos damos cuenta de que este léxico cognitivo no termina por completarnos. Algunos comenzamos a toparnos con que también hay una evolución obscura, unos lo harán empíricamente y otros profundizando ya en la cuestión. Pero ¿cómo comunicarlo?, el receptor actual necesita llegar a la misma conclusión lingüística por sí mismo (sin embargo no quiere o ya no puede), debido a que no podemos enterarlo con argumentos o frases construidos con palabras que reconoce en su ente, en un código superficial y oficial, pero no en su esencia. La otra opción es utilizar el lenguaje de ellos, buscar la comunicación desde un terreno lingüístico más general, así ellos ven, porque es su código, cuando no se trata de ver (es oscuro), sino de situarse. ¡Nadie intente pues estar en los zapatos de nadie, es más, ni si quiera se intente expresar algo obscuro!
Me leo y veo un débil reflejo del “testimonio cristiano”, entendido como historia de vida, admito que no es tan mal legado para cumplir la función expresiva de este texto. Descubro, que ese testimonio es, ciertamente perderse en lo que no se conoce o no se entiende (Dios), y por simple fe, llegar a la negación de la propia persona. De manera similar, la oscuridad de Steiner y la noche de otros autores, consiste también en perderse en aquello que no se conoce y si se conoce no es asequible expresarlo con aparatos lingüísticos sistemáticos y oficializados; la diferencia es, que andar la oscuridad steineriana te concientiza (conciencia, no fe) de esta negación lingüística, comunicativa y humana.
Gracias a la actualidad, por su retórica protocolaria.
por supuesto que es asi ,en tanto os domine el miedo ,ya que asi nacio el pensamiento cristiano acompañando a la filosofia humana por poder durante mas de 2 milenios.interviniendo en lo sagrado de lo cientifico ,base del entendimiento de la evolucion social y sustentado por el misterio y sus posibles consecuencias .si dios lo puede todo ,que cambie tu pasado .....salud
ResponderEliminaratte reflector
Por eso no comento... Porque soy tan poco inteligente, que en post como estos no se que decir.. =S
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